El Hidrogeno es el elemento más abundante del universo conocido. Lo anterior, quizás justifica las grandes expectativas asociadas a la producción y comercialización de hidrogeno, como vector energético. Más aún, en vistas a que hoy en día es posible producir este elemento a partir de fuentes renovables (i.e. hidrogeno renovable, también llamado hidrogeno verde).

En efecto, el hidrogeno verde promete jugar un papel determinante como combustible, ya que sirve para suministrar energía a vehículos eléctricos que cuenten con una pila de combustible (i.e. un dispositivo que transforma hidrogeno en electricidad). Además, los combustibles a base de hidrogeno podrían ser útiles para proporcionar energía al transporte aéreo y marítimo, considerados usualmente como sectores no-electrificables.

Tomando en cuenta lo anterior, muchos países han decidido establecer un marco legal para la comercialización y producción de hidrogeno verde. Siguiendo esa tendencia, el pasado 5 de junio, llego a manos de la Asamblea Legislativa de Bolivia el Proyecto de Ley No. 170-23, de Fomento y Promoción del Desarrollo de la Industria del Hidrogeno Verde.

A continuación, resaltamos algunos de los aspectos del Proyecto de Ley No. 170-23, que más llaman la atención:

• Ámbito de aplicación: pretende ser de cumplimiento obligatorio para todos y cada uno de los actores que realicen actividades en la cadena productiva y de valor del hidrogeno verde en Bolivia.
• Hidrogeno verde: hidrogeno verde, a efectos del Proyecto de Ley, es aquel que deviene de un proceso de electrólisis de agua. Por lo tanto, el Proyecto de Ley, en su estado actual, no reconoce otros medios de producción, renovables, de hidrogeno (e.g. fotoelectrocatálisis).
• Marco regulatorio: no consigna regulaciones específicas de la industria, sino que se limita a apuntar lineamientos generales (e.g. la participación de las Entidades Territoriales Autónomas de Bolivia) que deberán ser tomados en cuenta por el Ministerio de Hidrocarburos y Energía y por el Ministerio de Medio Ambiente y Agua, a momento de emitir las regulaciones correspondientes.
• Sandbox regulatorio: encomienda al gobierno la confección de los lineamientos para establecer un Sandbox Regulatorio. Lo anterior podría resultar positivo para el mercado, en la medida que permitiría llevar a cabo proyectos de producción y comercialización de hidrogeno verde, sin la necesidad de contar con licencias y permisos (o, al menos, limite estos).
• Incentivos: prevé que se otorguen beneficios económicos y tributarios para incentivar a la producción y la comercialización del hidrogeno verde, así como incrementar su consumo, en sí, o el de sus derivados.
• Fiscalización: apunta que las actividades relacionadas a la cadena de valor del hidrogeno verde serán supervisadas y fiscalizadas, en el marco de las leyes, por una nueva institución gubernamental, que será creada por el Ministerio de Hidrocarburos y Energías.
• Mecanismos de inversión: establece que el Estado podrá asociarse con inversionistas privados para la producción y comercialización de hidrogeno verde. Dichas asociaciones podrán ser (i) Sociedades comerciales privadas, (ii) Empresas públicas, (iii) Sociedades de economía mixta, (iv) Asociaciones accidentales o (v) Instrumentos de alianza conjunta.
• Certificación: dispone la necesidad de contar con una “certificación de origen verde”. Lo anterior parece insinuar que los productores y/o los comercializadores, tendrían que contar con un certificado que garantice que el hidrogeno que producen y/o comercializan, proviene que fuentes renovables.

En suma, si bien algunos de los aspectos listados resultan positivos para fomentar el desarrollo de la industria (e.g. Sanbox regulatorio), existen otros que podría servirse de mejoras (e.g. definición de Hidrogeno verde). En cualquier caso, solo queda esperar a ver si la Asamblea Legislativa opta por aprobar este Proyecto de Ley, que tanto necesita el mercado energético en Bolivia.