El Proyecto de Ley Fintech quiere abrir las puertas a un habilitador de la innovación: los sandbox regulatorios. Estos espacios controlados de prueba permiten operar a modelos de negocio novedosos que, de otro modo, quedarían excluidos de la posibilidad de operar legalmente. Estos entornos son un espacio, no solo para que emprendedores Fintech validen sus modelos de negocio, sino también para que los reguladores validen con casos reales los nuevos modelos, sus riesgos, beneficios y la regulación que es más conveniente. Si el proyecto pasa el proceso legislativo exitosamente, Ecuador puede llegar a vivir una nueva era de oportunidades en el sector Fintech. Para ello el diseño legal puede ser una herramienta poderosa.

El presente artículo busca dar una breve descripción de las dos funciones principales de los sandbox regulatorios (habilitación de la innovación y entornos de aprendizaje controlado), el funcionamiento que se tiene previsto en Ecuador para los sandbox y el diseño legal como una herramienta para sacar el mayor potencial de ellos.

Los sandbox como habilitador de la innovación y entorno de aprendizaje controlado

Sandbox, en español “caja de arena”, literalmente hace alusión a un espacio donde los niños pueden jugar de manera segura. Con base en esa significación coloquial se empezó a emplear este nombre para referir una nueva forma de regular y controlar actividades ejecutadas por empresas con modelos de negocio novedosos. A nivel global, esta nueva institución regulatoria ha tenido una importante notoriedad y relevancia. Tal es el caso de Reino Unido que ya en 2016 impulsó la creación de estos entornos.

En lo que respecta al proyecto de Ley Fintech de Ecuador, se define al sandbox regulatorio o entorno controlado de prueba, del siguiente modo:

“Instrumento de regulación y supervisión consistente en un conjunto de disposiciones que establecen un régimen de control extraordinario, temporal y adecuado otorgamiento de licencias regulatorias para la realización controlada y delimitada de pruebas de productos y/o servicios de modelos novedosos que pueden aportar una innovación financiera de base tecnológica aplicable al sistema financiero”.

Como veremos más abajo, esta institución es regulada de forma genérica en el proyecto de Ley Fintech dejando a los reguladores la tarea de desarrollar los detalles que serán necesarios para su operación. Antes de abordar brevemente este asunto, en esta sección revisaremos dos de las funciones principales de los sandbox regulatorios: la habilitación de la innovación y el aprendizaje/validación en el mercado.

Los sandbox regulatorios son habilitadores de la innovación por cuanto permiten operar a modelos de negocio novedosos, que de otro modo no podrían salir al mercado dentro de sectores fuertemente regulados como es el caso del sector financiero. Al reducir la carga regulatoria de manera temporal y controlada, se permite a los emprendedores Fintech la validación de sus modelos de negocio, productos y servicios. Esta validación implica un espacio de aprendizaje valiosísimo para estos emprendedores: sus hipótesis de negocio se prueban directamente en el mercado “real” para el que están pensadas.

Por otro lado, desde la perspectiva del regulador, el sandbox regulatorio es también un espacio de aprendizaje y validación de hipótesis. De este modo, la regulación puede irse diseñando acorde a casos reales de cómo ha sido el impacto, riesgos asociados y beneficios de modelos de negocio novedosos. Este espacio de prueba y aprendizaje es de gran valor para el regulador pues le permite desempeñar mejor su rol en el contexto actual marcado por una rápida y cambiante innovación de base tecnológica.

El sandbox en el proyecto de Ley Fintech de Ecuador

El proyecto de Ley Fintech prevé los elementos generales que deberá tener la figura del sandbox regulatorio: autoridades de control competentes, criterios generales para la entrada al sandbox, espacios de tiempo en los que se puede operar dentro del sandbox regulatorio junto con criterios para la imposición de la carga regulatoria y parámetros que deberá contener el régimen de salida del referido sandbox. El enfoque que se ha adoptado en el proyecto claramente es establecer parámetros básicos dentro del ciclo que sigue el proyecto Fintech dentro de este entorno (entrada al sandbox, operación en el sandbox y salida del sandbox). Los detalles más específicos serán desarrollados por los reguladores.

Los proyectos Fintech que podrán entrar a un sandbox son los “modelos novedosos”, que el proyecto de ley define como:

“aquel que verse sobre la prestación de servicios o productos vinculados a activos financieros y cumpla con alguna de las siguientes condiciones:

• Que empleen herramientas o medios tecnológicos con modalidades distintas a las existentes en el mercado, al momento en que se ingrese la solicitud de autorización temporal de operaciones en el Sandbox regulatorio; o,
• Que no se adecuen a una estructura preestablecida en el ordenamiento jurídico ecuatoriano para su control y funcionamiento especial por poseer características novedosas y eficientes en su estructura.”

Diseño legal aplicado al sandbox Fintech

El diseño legal puede definirse de manera general como la aplicación de metodologías ágiles para la innovación, en especial el diseño centrado en el ser humano, al “mundo jurídico”. Dentro de este mundo tenemos tanto a la creación de normativa y regulación como al estudio del Derecho y la prestación de servicios legales. Las posibilidades que nos trae son enormes: se puede diseñar desde productos (Ej., contratos, sentencias), pasando por procesos (Ej., procedimientos judiciales), servicios (Ej., trámites administrativos), organizaciones (ej., departamentos legales o entidades públicas) hasta llegar incluso a sistemas (Ej., sistema de justicia). En el caso de los sandbox regulatorios, nos concentraremos en el diseño legal aplicado tanto desde la perspectiva del regulador como la de la compañía Fintech.

Desde el lado del regulador se puede, por ejemplo, implementar una metodología de prototipado de regulación. En este escenario el regulador se vuelca al mercado real para validar sus hipótesis de los riesgos asociados a determinado modelo de negocio. Esta validación se da por vía de la prueba de “productos mínimos viables regulatorios” (licencias regulatorias) que valida en el sandbox como espacio controlado de prueba. En ese proceso de aprendizaje va modificándose hasta llegar a una versión más madura de su producto “regulación” que luego puede publicar como una regla general (usando también diseño en la construcción del texto normativo). Este sería -descrito de manera muy simple- el rediseño del proceso de creación de normativa (que puede incluso extenderse al diseño de política pública). Con ello se eleva la calidad de la regulación (al estar validada en casos reales y probada en el mercado) y se reduce el impacto de la regulación inadecuada. Se puede encontrar una revisión más profunda de este tema en mi contribución a la obra “Legal Design: la clave para disrumpir la profesión legal, los negocios y el sector público” publicado con Thomson Reuters.

Por otro lado, también es posible implementar diseño legal del lado de las Fintech. ¿Cómo? En general adoptando una perspectiva diferente a la tradicionalmente asociada con los prestadores de servicios legales (abogados): el Derecho Proactivo. Este enfoque implica, a breves rasgos, pasar de un rol de mera “resolución y contención de conflictos” a la generación de valor agregado. Aquí con la ayuda del diseño legal se puede acompañar el proceso de diseño del producto con una estructuración técnico legal del modelo de negocio. Se puede diseñar toda la interacción que se tenga con los consumidores e incluso con los reguladores, por ejemplo, mediante el diseño de contratos y de comunicaciones que ayuden a reducir los puntos de fricción en las interacciones. El abogado puede ayudar a “diseñar” todo el paso del proyecto Fintech por el Sandbox regulatorio para poder sacar el mayor provecho posible de la operación con usuarios reales y licencias regulatorias.

En todo momento y desde ambos enfoques (del regulador y del emprendedor Fintech) el trabajo es multidisciplinario y debe buscar estar centrado en el ser humano. El resultado de la aplicación del diseño legal en general son productos y servicios más usables, con alto valor agregado y centrados en el ser humano. En el caso particular de los sandbox Fintech esto a su vez se traduce en habilitar la innovación y la generación de modelos de negocio que pueden tener un impacto enorme en el bienestar de la sociedad. No es solo la posibilidad de generar modelos de negocio sumamente rentables sino, sobre todo, promover la inclusión financiera y el desarrollo del país.

Conclusión

Ecuador está a las puertas de tener un espacio controlado de pruebas para el sector Fintech (sandbox Fintech). La aprobación del proyecto de ley será solo el primer paso. El siguiente gran desafío es poder hacer que esos espacios generen valor agregado e impacto al aprovechar dos de sus más grandes virtudes: la habilitación de la innovación y el aprendizaje (por parte de emprendedores y reguladores).

Aprovechar este “potencial” depende de cómo diseñemos e implementamos estos entornos. Para ello el diseño legal puede ser un factor crítico para aprovechar una nueva era de oportunidades. Del lado del emprendedor Fintech, el diseño legal le permite tener una estrategia de cumplimiento que se alinee con la estrategia y objetivos de negocio. Del lado del regulador, le permite evolucionar hacia un rol más proactivo y sofisticado, dejando los meros “supuestos e hipótesis” no validadas para convertirse en un diseñador de sus actividades de regulación y control que valida, con casos reales de mercado, sus hipótesis y productos mínimos viables de regulación.

Estamos frente a una nueva era de posibilidades: más allá de generar modelos de negocio sumamente rentables, el Sandbox Fintech puede ser un elemento clave en la gran misión de promover la inclusión financiera y el desarrollo del país.